El Reiki en sí, es una Disciplina o Camino Espiritual, de origen japonés.
REI KI DO, Camino del Reiki
REI es sobrenatural, sabiduría espiritual
Ki es energía de vida, hálito de vida
Do es camino
Esta palabra compuesta japonesa reúne rei 霊 (espíritu, alma, sobrenatural, milagroso, divino, cuerpo etéreo) y ki 気 (gas, aire, respiración, energía, fuerza, atmósfera, estado de ánimo, intención, emoción, atención), similar al significado del término chino qì (chi) energía espiritual, energía vital, fuerza vital, energía de la vida.
Las fuentes lexicográficas del japonés traducen Reiki como:
Sensación de misterio, una atmósfera (sensación) de misterio y una atmósfera etérea (que prevalece en los sagrados recintos de un templo), (sensación, percepción de) una presencia espiritual (divina).
Algunos autores occidentales traducen el término como energía vital universal. Si bien ki es correctamente traducido como energía vital, rei no tiene en ninguna acepción el significado de universal.
En sí, Reiki es la Fuerza Natural que nos da vida o que hace funcionar el alma.
Los cuerpos vivientes irradian calor y energía, ésta energía es la Fuerza Vital. Ante la sensación de dolor, lo primero que hacemos es llevar las manos hacia el lugar, siendo el acto de imposición de manos un instinto natural.
EL Reiki fue redescubierto alrededor de 1870, por un doctor y sacerdote japonés llamado Mikao Usui (15 de agosto de 1865 / 9 de marzo de 1926).
Según una versión, Usui viajó a Estados Unidos, donde permaneció siete años en la Universidad de Chicago estudiando teología y las sagradas escrituras que narraban las curaciones de Jesucristo, y aunque no encontró los secretos de los milagros de Jesús, estudiando la historia comparada de las religiones descubrió indicios de que el primer Buda, Gautama Sidharta (620-543 a. C), había realizado curaciones similares; también aprendió a leer el sánscrito, que era el antiguo idioma litúrgico de India y Tíbet.
Siguiendo esta pista, Usui viajó a India y Tibet, donde continúo su búsqueda en los monasterios budistas, estudiando los sutras indios, chinos y tibetanos. Los monjes le decían que el hombre tuvo la facultad de sanar el cuerpo en épocas pasadas, pero que se había perdido porque en los monasterios se había orientado únicamente hacia la sanación del espíritu, olvidándose en parte del cuerpo físico.
Regresó a Japón y siguió investigando y visitando monasterios. Por fin en uno de ellos, creyó haber encontrado la respuesta que buscaba en un manuscrito, en el que un discípulo de Buda constataba la existencia de unos símbolos y procedimientos que se remontaban a al año 2500 a C., afirmando que Buda los había utilizado en curaciones, similares a las de Jesús, y también se revelaba la forma de transmitir esas facultades a otras personas.
Usui comunicó su hallazgo al abad del monasterio, que era un maestro Zen, y decidieron que debía aislarse en meditación, ayuno y oración en la montaña sagrada de Kuriyama, a 25 kilómetros de Kioto, durante tres semanas; una vez allí coloco veintiuna piedras en el suelo para medir el transcurso de los días quitando una cada día. Así pasaron los veinte primeros días sin que ocurriera nada significativo hasta que al amanecer del día veintiuno vio acercarse una especie de esfera luminosa que se dirigía hacia él, y aunque su primera reacción fue huir, decidió aceptar la realidad tal como se presentara; entonces la luz le penetró por el tercer ojo entre las cejas, se desvaneció y vio envueltos en burbujas de luz los símbolos Reiki, que se le quedaron grabados de forma indeleble.
En 1922 fundó en Tokio Usui Reiki Ryoho Gakkai (escuela depositaria del reiki tradicional japonés) y se esforzó en enseñar y tratar con reiki a muchas personas.
Además, trasmitió sus conocimientos a sus discípulos, sistematizando las técnicas y llamándolo Reiki.
Podemos decir, que Reiki nace de una serie de técnicas orientales milenarias de sanación y auto-conocimiento originarios de la India, el Tibet y China.
Existen variados métodos y escuelas de Reiki (sistemas), siendo su objetivo principal, la restauración de la energía vital y el conocimiento de uno mismo.
El Reiki actualmente se conoce como un sistema de sanación (auto-sanación) y reequilibrio bioenergético, mediante la transmisión de Energía a través de la imposición de manos, que puede ser aplicada directamente sobre el cuerpo físico o superficialmente sobre el campo electromagnético del paciente (conocido también como aura).
Consiste en un proceso de circulación de energía benéfica, que por sí sola determina la sanación, sin que intervenga la voluntad del Reikista, quien actúa como conductor o canal. Trabaja re-estableciendo el flujo normal del Ki, desbloqueando nodos energéticos (cristalizaciones) que impiden la libre circulación. Además, promueve la capacidad natural de auto-sanación del cuerpo (sistema inmune).
Reiki como Terapia
El proceso terapéutico con Reiki, facilita el entendimiento y comprensión del proceso que vive el paciente, incitando la transformación y sanación del ser, incluyendo los cuatro estadios del ser: físico, emocional, mental y espiritual.
Invita a descubrir, observar, percibir y reconocer la propia realidad, revisando emociones, acciones, sentimientos y creencias que se han adquirido.
La sesión de Reiki permite limpiar la energía vital, lo que ayuda a recuperar el equilibrio energético reforzando la protección natural en todo el campo electromagnético, necesario para conseguir tranquilidad y regularizar los niveles de estrés, beneficiando la conexión con el cuerpo, emociones y un consiguiente aumento de la claridad mental.
El Reikista o Terapeuta acompaña al paciente en el proceso de auto conocerse y descubrirse, a través de técnicas y orientación terapéutica que facilita el entendimiento y la integración de los procesos psicológicos y físicos, incrementando el desarrollo personal y espiritual de la persona.
Por otro lado, son numerosas las sensaciones percibidas en el curso del tratamiento, algunos pacientes se distienden por completo y a menudo se duermen, otros más nerviosos, tienen dificultades para relajarse, y hay quienes tienen la impresión de que no sucede nada. En cualquier caso se trata de sensaciones subjetivas que no tienen nada que ver con el proceso de curación.
Lo que se puede afirmar con certeza es que el Reiki no es nocivo en ningún caso. Independientemente de nosotros mismos y de nuestra voluntad, es la energía la que se dirige al lugar donde es necesaria para desencadenar el proceso de curación.
El Reiki, en términos terapéuticos, es un buen complemento para el tratamiento de enfermedades, tanto físicas como psíquicas.
Sus beneficios como terapia son: - Regula los niveles de estrés - Genera equilibrio y bienestar - Ayuda a la estabilidad física, mental y emocional - Estimula el sistema inmune, acelerando la habilidad natural del cuerpo para auto-sanar - Mejora el funcionamiento y el rendimiento fisiológico de células y órganos - Aumenta la claridad mental y la concentración - Mejora la autoimagen - Es auxiliar en el tratamiento para las migrañas, depresión, dolores menstruales, fibromialgia y colon irritable. Así como en trastornos alimentarios: bulimia y anorexia.