Como terapeuta - algo atípica según yo - reafirmo cada día mas la importancia de darse el tiempo de explicar los trastornos y fenómenos psíquicos a quienes acuden a mis terapias o me consultan.
En palabras simples trataré de explicarme...
Varios fenómenos paranormales y parapsicológicos son producto de desequilibrios psíquicos que por su fuerza energética (electromagnética) se manifiestan fuera en lo que consideramos realidad. Lo mismo sucede con trabajos de magia, estos solo afectan si hay algún desequilibrio psíquico o carencia emocional en el receptor, además que requieren de bastante tiempo, concentración y energía para crearlos, pero ese es un tema para otra ocasión.
En mi experiencia personal frente a estos fenómenos, he logrado recopilar información y datos que apoyan mis ideas, pues se repiten patrones como creencias religiosas y supersticiosas, trastornos psicológicos, pena e ira profundas y reprimidas, de relación con el entorno inmediato, como de visualización de imágenes típicas (entidades, seres, almas entre otros), que no son mas que formas simbólicas del inconsciente que utiliza para manifestarse, a nivel personal y colectivo familiar.
El ser humano tiene la capacidad psíquica de la manifestación, es capaz de crear no solo en lo tangible, sino que también en lo intangible, en lo imaginario. En el plano psíquico (akasha, conciencia, etc) existe toda la información de la existencia y también de nuestras memorias y podemos acceder a ellas a través de meditaciones, sueños, percepciones, estudios de filosofías milenarias y también de las ciencias tradicionales.
Algunas tradiciones milenarias describen la capacidad del hombre de crear entidades con la mente, pues bien, eso es lo que sucede a diario, a cada momento estamos creando y solo percibimos con la finita capacidad de nuestros sentidos. Sin embargo, hay quienes poseemos sentidos cruzados (sinestesia) y logramos percibir mas allá de lo que llaman realidad, entonces somos capaces de ver, oír y/o sentir distintos estímulos y traducirlos en imágenes e interpretaciones de acuerdo a las creencias que mantengamos. Es decir, quien recibe la información podrá interpretarlo diciendo que ve un ángel, otro dirá que ve un monje y otro dirá que ve un maestro o entidad, etc. Lo importante no es saber cual es el correcto, sino que darse cuenta que las creencias nos influyen tanto para la interpretación como para nuestro desarrollo, pues quien tenga creencias supersticiosas, su vida girará o mejor dicho se creará y desarrollará en torno a esa creencia y por ello su inconsciente reconocerá aquello como verdadero y si además está convencido no lo sacarán de ello.
Las creaciones mentales existen desde que el hombre se pensó a sí mismo por primera vez y reflexionó sobre la muerte. De ahí nacieron las interpretaciones hacia las emociones, el miedo a morir, ser olvidado o abandonado, la necesidad de pertenencia, de ser acogido y amado, pues aquello es el mecanismo de sobrevivencia de nuestros genes, lo que mueve lo instintivo, asegurar la continuidad de la especie. Si a esto le sumamos que los primeros hombres pensantes comenzaron a realizar ritos, como los entierros para recordar, vivir en comunidad para apoyarse, también crearon las creencias de seres superiores por cada fenómenos que no podían explicar, pero que los afectaban directamente, como las tormentas, las sequías, incluso los eclipses, todo era atribuido a seres o dioses que se enojaban con ellos o los recompensaban según sus actos. Entonces, junto con la personalidad se fue creando el inconsciente individual (ego sombra, complejos) y también el inconsciente colectivo (grupal, arquetípico, dioses), el lugar que guarda lo que no comprendemos y le tememos, también los traumas no reconocidos y emociones reprimidas.
Por otro lado, si agregamos que la ciencia ha comprobado que el cerebro no distingue entre la realidad y la imaginación, que nuestros sentidos son finitos y que por ellos hemos convenido una descripción a lo que llamamos realidad, que nuestras emociones controlan nuestro organismo y a su vez los pensamientos, y que la ciencia no ha descubierto ni una cuarta parte de lo que es la existencia, entonces, ¿por qué no ampliar la visión y buscar explicaciones a dichos fenómenos?, no porque la ciencia no lo ha comprobado ni ha logrado repetir uno, quiere decir que no existen.
De acuerdo a lo explicado, he llegado a la idea de que las entidades, almas o seres que se manifiestan de una u otra manera, son solo creaciones mentales heredadas de generación en generación a nivel familiar y también social, pues si observamos son sucesos que se repiten desde que hay registros de ellos. Por tanto, así como han sido creados, podemos deshacerlos. Por ello, quienes sufren de estos fenómenos, es importante que lleven sus ideas a una realidad mas coherente, que las reflexionen para así encontrar los gatillantes de estos y poder contra restarlos. Con ello, ganan confianza y motivación, recuperan seguridad y comprenden que son responsables ellos mismos de mejorarse, equilibrarse y eliminar el fenómeno. Uno como terapeuta es solo un mediador, un facilitador, un acompañante en ese descubrirse a sí mismo.