Que no te engañen. Lo que hay en las fuentes no son monedas, son deseos que laten en el agua, instantes felices, ganas de volver. Lo que hay en los puentes no son candados, son promesas entre risas, son creencias inmutables y juramentos sagrados. Son miradas guardadas bajo llave. Que no te engañen. No todos los cuentos tienen finales felices ni todos los príncipes son azules ni todas las reinas llevan corona. Que un día me contaron un cuento sin final, de reinas con el pelo revuelto que andaban descalzas, de príncipes que se echaban a llorar porque no sabían luchar.
Que no te engañen. Lo que sientes cuando le ves, no son mariposas. Son dragones desbocados y fuego con ansias de quemar. No son mariposas, son aviones despegando desde la boca de tu estómago. Que no te engañen. Si te sale el tiro por la culata, no has errado, te has atrevido a disparar. Que el mundo está lleno de heridos con ganas de acusar, repleto de balas sin destino, a rebosar de personajes que se proclaman valientes cuando ya ha terminado la guerra. Que no te engañen. Si tiene sentido para ti, ya tiene todo el sentido del mundo. Ya vale la pena. Ya vale una vida. Que tus sueños son tuyos, que tu presente no es de nadie, que tu burbuja de posibles futuros y amaneceres para dos sea infranqueable. Que no te engañen. Si te dejan para después, déjalos tú para siempre. Que aquí estamos para ser prioridad, no opción. Que aquí estamos para ser no solo por estar.
Corazón, que no te engañen, que puedes romperte más de una vez. Que un rayo puede caer dos veces en el mismo sitio, que puedes tropezar tres veces con la misma piedra. Incluso le puedes coger cariño y ponerle nombre propio, pero que no te engañen, jamás podrás domesticar a una piedra. Jamás el tiempo lo curará todo, simplemente te enseñará a aceptar y a seguir. Jamás las playas sin mar serán playas… serán, simplemente, montañas de arena.
Escúchame, que te engañen solo si tú quieres...